La Ruta

Situada entre las poblaciones de San Esteban de Gormaz, en la provincia de Soria, y de Quintanilla de Onésimo, en Valladolid, la Ribera del Duero es la más antigua e importante región de vinos con Denominación de Origen de Castilla y León. A lo largo de ciento quince kilometros de extensión, el paisaje está marcado por un mar de viñedos donde se cultiva la variedad Tempranillo, que confiere color, aroma y cuerpo a los excelentes tintos y rosados de la región, considerados los mejores de España.

Cerca de doscientas bodegas – de las cavas medievales subterráneas a las instalaciones de vanguardia, firmadas por arquitectos de renombre- permiten al viajero catar esos vinos, participar en vendimias, o deleitarse con menus acompañados por los más intensos néctares.

La riqueza monumental e histórica de las poblaciones se une con la gastronomía, en la que sobresale el cordero asado al horno de leña, deliciosos embutidos, platos de caza y de setas y quesos de confección artesanal.

Esta ruta se inicia en la vertiente oriental de la Ribera de Duero, por los bucólicos paisajes de la provincia de Soria, salpicados de pueblos medievales y de castillos legendarios. San Esteban de Gormaz, se encuentra en el cruze de varios recorridos que hacen de esta localidad un excelente punto de partida para explorar la región. El Camino del Cid, el Camino de Santiago y la Ruta del Románico de Soria (sobresalen aqui las bellas iglesias de San Miguel y Nuestra Señora del Rivero) se junta al Camino del Vino que nos lleva a conocer lugares extraordinarios, a través de colinas cubiertas por viñas, donde a veces despunta la silueta de una pombal.

Gormaz nos sorprende con su imponente castillo, de origen musulman, que varias veces cambio de manos en las luchas entre los seguidores de Cristo y del Islam. En Montejo de Tiermes nos encontramos con la Pompeya española, extensas excavaciones arqueológicas que desvelan 35 siglos de ocupación ininterrumpida. Las ruínas de un castillo templario y la iglesia románica de Nuestra Señora de la Asunción nos da la bienvenida en Castillejo de Robledo, tierra de vinos afamados y de fuerte tradición cinegética, que se une a su excelente gastronomía, en Langa de Duero vale la pena conocer los lagares ahora recuperados para la utilización durante las vendimias, así como visitar las Bodegas Valdeviñas, tanto para probar el vino allí producido como para pasear por los viñedos antiguos.

Siguiendo por la nacional N-122, tenemos parada obligatoria en La Vid, para admirar el magnífico Monasterio de Nuestra Señora de la Vid, que debe su nombre a la figura de la Virgen encontrada en las viñas cercanas. En frente al monumento, las Bodegas El Lagar de Isilla proporcionan visitas y pruebas de vino asi como restuarante y hotel enológico. A partir de aqui, vale la pena conocer Peñaranda de Duero, pequeña población que conserva el trazado medieval en las estrechas ruas vigiladas por dos de los castillos más impresionantes de la provicnia de Burgos. La Plaza Mayor acoge a la Colegiata de Santa Ana, el Palacio Renacentista de Avellaneda y el rollo de justicia gótico. Es también de señalar la Farmacia Jimeno, las más antigua de España, abierta al público desde finales del siglo XVII y que mantiene una gran colección de objetos utilizados para el oficio.

Por carreteras secundarias que cruzan los viñedos, seguimos por Gumiel de Izán, pasando por Baños de Valdearados, donde se encuentra la Villa Romana de Santa Cruz (abierta en julio, agosto y septiembre) que presenta notables mosaicos datados en los siglos V y IV a. C., destacando un gran panel dedicado al dios Baco. Para celebrar sus raíces romanas, a finales de agosto la aldea celebra una fiestas dedicadas al dios del vino. Llegados de Gumiel de Izán no podemos dejar de sorprendernos con la Iglesia de Santa María y su sublime fachada gótica. Aqui podemos tener la sensación de viajar en el tiempo, visitando Renalterra- una bodega subterránea del siglo XIV situada en la Plaza Mayor-. Para poder después entrar en las Bodegas Portia, edificio vanguardista diseñado por Norman Foster, donde un resturante permite unir la cata de vinos y la gastronomía local.

A quince minutos de allí está Aranda de Duero, ciudad con una larga tradición vitivinícola. Prueba de esto son las innumerables bodegas centenarias que se extienden por el subsuelo, cuya temperatura y humedad proporcionan condiciones ideales para armonizar el vino. Algunas bodegas construídas entre los siglos XIII y XVIII fueron recuperadas, en total siete kilometros de un laberinto de túneles y galerías accesibles a los visitantes. Ese mundo fascinante puede ser descubietro en el Centro de Interpretación de la Arquitectura del Vino, que incluye el descenso a la Bodega de las Ánimas.

La superficie, los resturantes de la ciudad sirven el plato fuerte de la región- cordero asado en horno de leña, que en el mes de junio gana todavía más protagonismo, durante las jonadas gastronómicas. En marzo se lleva a cabo el “concurso de Tapas y Pinchos”, donde son presentadas las mejores creaciones de cada establecimiento. Pero las riquezas de la urbe no se agotan en la mesa: no se pude dejar de admirar la Iglesia de Santa María la Real- uno de los mejores ejemplos de gótico isabelino de toda España, con una maravillosa fachada retáblo del siglo XVI- y la Iglesia de San Juan Bautista, que alberga el Museo de Arte Sacro. Los amantes de la naturaleza pueden después seguir para el Montejo de la Vega de la Serrezuela, puerta de entrada del Parque Natural Gargantas del Río Ríaza, donde altos desfiladeros sirven de refúgio a un gran número de buitres.

El siguiente destino es Roa, donde está instalada la Sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero, en un edificio de arquitectura premiado por la simplicidad y la integración en el paisaje medieval. Siendo el vino el motor de su economía, la población está rodeada de quintas vinateiras, que proporcionan experiencias durante las vendimias o acogen visitantes en restaurantes y hoteles intimistas, como el Raíz de Guzmán, en cuya propiedad son elaborados quesos artesanales.

Seguimos ahora por Peñafiel, cuya silueta destaca por su eminete castillo. En su interior, el Museo Provincial del Vino nos muestra la historia, cultura y costumbres desde siempre asociados a la bebida. Situadas a los piés de la fortaleza, las emblemáticas Bodegas Protos, proyectadas por el arquitecto Richard Rogers, son ya una marca distintiva de la ciudad. Otros locales para no perderse son el Convento de San Pablo, obra prima del gótico-mudejar, la Iglesia de Santa Clara, cuyas instalaciones conventuales fueron convertidas en un Hotel Spa, y el Museo de Arte Sacro, instalado en la Iglesia de Santa María. Creada en la Edad Media para albergar festejos taurinos, la curiosa Plaza del Coso mantiene bonitas casas con balcones de madera.

El viaje continua por Pesquera de Duero, donde se iergue el Cotarro de San Pedro, una colina de laderas apiñadas con bodegas y lagares subterráneos, en aquel que es considerado un museo al aire libre de arquitectura popular. Cerca de diez kilómetros después, Valbuena de Duero se enorguellece de albergar la fundación que trabaja en la promoción del patrimonio religioso de Castilla y León.

Al final de la ruta, la carretera sigue entre los viñedos y pequeñas matas de pino piñonero. Llegados a Quintaniilla de Onésimo, no faltan argumentos para continuar disfrutando de la Ribera del Duero. Seran las catas de vino en las Bodegas Viña Mayor, o el relajante spa del Hotel Arzuaga, o los bucólicos paseos a pié, recorriendo los bosques, entre los aromas del tomillo y romero.

Itinerario

Itinerario 2 días – Vino, historia y arquitectura

Partiendo del corazón de la Ribera del Duero, recorre los lugares más simbólicos de la región demarcada, alternando la visita de poblaciones medievales, castillos y templos antiguos con las catas en las bodegas más vanguardistas, en una feliz alianza entre tradición centenaria y prácticas actuales.

Día 1

Hora Actividad
09:00 Paseo por el Centro Histórico de Aranda del Duero
Visita al Centro de Interpretación de la Arquitectura del Vino y la Bodega de las Ánimas
Salida para Gumiel de Izán
12:30 Visita a las Bodegas Portia (con cata de vinos)
14:00 Almuerzo en Gumiel de Izán (Bodegas Portia)
Visita al centro de Peñaranda de Duero
Visita al Monasterio de Santa María de la Vid

Alojamiento en Aranda de Duero

Día 2

Hora Actividad
09:00 Partida para Peñafiel (vía Roa)
Breve parada en Roa
Paseo por el centro histórico de Peñafiel
12:00 Visita al Museo del Vino y Castillo de Peñafiel
14:00 Almuerzo en Peñafiel
Visita a las Bodegas Protos (con cata de vinos)

Extensión de la Ruta (Aranda de Duero / Peñafiel): 111 Km

Notas:

  • Época ideal: primavera u otoño. El mes de Septiembre es excelente, para quien quisiese visitar las vendimias.
  • En el caso de grupos es necesaria la reserva anticipada para la visita a las bodegas y museos mencionados.

Contactos

Dónde dormir

Sitios de interés

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